Foto: Kattia Castañeda
Hunucmá, Yucatán.- “Si no nos unimos como comunidad, nos chingamos”, dice María del Mar, una joven que invita a los habitantes de Sisal a reflexionar lo que están atravesando, ante el nombramiento del puerto como “Pueblo Mágico” a principios de diciembre de 2020, y del que no fueron consultados y/o avisados, y también a luchar por el territorio.
En las primeras horas del lunes cinco de julio de 2021, un grupo de lugareños cerró la vía hacia la entrada y, ante medios de comunicación y turistas, pidieron que el lugar ya no sea “mágico” porque en nada los beneficia; las playas están siendo privatizadas, hay devastación de manglares, afectación a especies, despojo y los únicos que ganan, son los empresarios.
En la entrada del puerto pesquero, en el muro de una de las primeras casas coloniales, se lee en letras mayúsculas y con pincelazos que podrían ser de alguna o varias personas que no están de acuerdo con lo plasmado: “Nuestra lucha por la vida. No al Pueblo Mágico, sí al turismo comunitario”.
Al avanzar, se observan más cartelones con el lema en color rojo: “La comunidad pide la revocación del certificado de Pueblo Mágico”, pero en una de ellas, en donde exponen que a las personas ajenas no les importa violar derechos de usos y costumbres de los sisaleños, hay dos peticiones:
1.- La recuperación de las concesiones de playas para los sisaleños.
2.- La recuperación de todos los terrenos robados a Sisal sobre la costa, a partir de La Tabla de Mulia, lado poniente, hasta La Bocán, lado oriente.
Sisal, un puerto que está a una hora 12 minutos de Mérida, a la vista de los visitantes es: playa, arena, sol y pescado. Ante la de los pobladores: despojo e injusticia, por ello están enojados y advierten que no pararán con sus protestas hasta que sean escuchados.
Sisaleños piden ser escuchados y un turismo para todos
La carretera de Mérida a Sisal es la misma, sólo una ciclopista recién pavimentada que inicia desde Hunucmá, la acompaña. Los ciclistas pueden llegar seguros, pero en el trayecto de más de 20 minutos en autobús, “combi” o automóvil, no se ve ninguno.
Evangelina Mex, una mujer que tiene un pequeño negocio de desayunos en la puerta de su casa que está cerca al Palacio Municipal, forma parte de la Alianza Comunitaria de Sisal, la cual surgió después de que el puerto fuera elegido como “Pueblo Mágico” sin consentimiento de los pobladores el 10 de diciembre de 2020, y dice que esa obra es uno de los “cambios” que han visto, además de la fachada y las letras, que ellos habían remodelado a su gusto.
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“Nuestra inconformidad es que, antes que nada, no se nos dio una buena información por parte de la Secretaría de Turismo (Sectur). Nosotros investigamos qué se necesita para que (Sisal) sea un Pueblo Mágico y no tiene nada de eso”, dice la mujer, quien señala que ni los servicios básicos son estables, pero sí subieron la tarifa y es más elevada que la de Mérida.
Sentada y con uno de sus pies apoyados en una banca, porque se lastimó la uña después de la manifestación, reitera lo que se dijo el lunes pasado: “sabemos que los beneficios no son para la comunidad, sino para los empresarios, entonces, no queremos que sea así, sino que igual fortalezca a la comunidad para que podamos competir con la actividad turística que viene”.
Aclara que: “No nos negamos al desarrollo, pero queremos que sea sustentable y de bajo impacto, nosotros necesitamos apoyo”, ya que no los están tomando en cuenta. “Tenemos un abandono total de las autoridades municipales desde años anteriores, entonces lo que pedimos es que sea escuchada nuestra voz y que se tomen en cuenta las opiniones”.
En el acuerdo de la Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos, expedido el mismo 10 de diciembre, se asentó que uno de los objetivos del programa es fomentar el desarrollo justo y equilibrado entre los individuos, comunidades y regiones para democratizar los beneficios del turismo en las comunidades receptores. También contribuir al turismo sostenible en los Pueblos Mágicos, priorizando la conservación y regeneración del patrimonio. Pero, al parecer, no se está respetando.
A seis meses del nombramiento como Pueblo Mágico, comienzan a sentir los efectos del turismo. Dice que de manera positiva, el puerto se llena los fines de semana con visitantes del estado, nacionales y extranjeros, ya no en vacaciones, como antes; eso les trae entradas. Y de forma negativa: gente de otros lugares están llegando para tratar de comprarles sus predios y les entra el temor de que los engañen o los despojen de sus propiedades.
Evangelina cuenta que ella es testigo de la transformación de Bacalar al ser nombrado como Pueblo Mágico, porque tiene mucha familia ahí, y no quiere que el lugar donde siempre ha vivido, sea dañado ni que haya más concesiones ni robos de tierras.
La lucha de Sisal, no comenzó hace unos días, sino cuando supieron que fue declarado “mágico”. El alcalde municipal, Miguel Antonio Ek Pech, dio a conocer que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tiene un oficio en el que los habitantes exigen que las concesiones de la playa sean revocadas y se les devuelva, al menos, la mitad. Lo mismo con los terrenos robados.
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María del Mar, Evangelina, quienes integran la Alianza Comunitaria de Sisal, el comisario municipal y la población en general del puerto, dicen que no pararán hasta recuperar lo que es suyo y: “lamentamos que otros Pueblos Mágicos acepten serlo, sin cuestionar. Por fortuna, nosotros nos dimos cuenta, pero no hay mucha información, está como escondida”.
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