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Dan libertad condicional a militar acusado de abuso sexual agravado contra una mujer en Mérida

Luego de ser atacada sexualmente por un militar en activo en calles del centro de Mérida, una joven clama justicia luego de que un juez otorgó libertad condicional a su agresor.

Texto: Kattia Castañeda

Imágenes: Cortesía

Mérida, Yucatán.- Días antes de que se tomaran las calles por el Día Internacional de la Mujer para manifestar que Yucatán no es seguro, que pasan cosas graves y no se hace justicia, una mujer, de 28 años, escuchó cómo un juez dictaminó libertad condicional al militar que la atacó sexualmente en calles del Centro Histórico de Mérida el pasado 26 de febrero, mientras regresaba a casa luego de su jornada laboral.

“El viernes (5 de marzo) fue impactante para mí. No es fácil digerir que sigue libre (el militar)”, dice la jóven a través de una llamada telefónica, quien a raíz de la sentencia del juez, teme que E.L.V., de 28 años de edad, se le acerque de nuevo, a pesar de que tiene una restricción para hacerlo, y le haga daño. “Es muy tenso salir día a día para ir al trabajo o ir a comprar”, agrega. 

La mujer, quien decidió omitir su nombre por la situación que atraviesa, cuenta que llegó a Yucatán por la “seguridad” que tanto se presume hace 2 años, y nunca imaginó ser víctima de un sujeto que continúa trabajando en Mérida para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), órgano que, así como la policía, defiende al ciudadano, pero que al parecer, encubre violadores.

“Me duele mucho porque no es justo que un servidor público se aproveche (de su cargo) para obrar de esta manera, por eso hago un llamado para abrir los ojos. Ya no podemos confiar en las autoridades, además de que no hay la debida comunicación para dar seguimiento a este tipo de casos (abuso sexual)”, dice. 

Narra que fue el 26 de febrero, a las 10:40 de la noche, en una de las calles del barrio de San Juan, donde todo ocurrió. Estaba saliendo de su trabajo, iba rumbo a su casa, cuando sintió la presencia de un hombre. Pensó que era alguien que iba a su paradero. 

El militar aprovechó que las calles del centro de Mérida estaban vacías para atacar sexualmente a una joven.

Trató de estar donde hay luz y en partes de la calle con gente, pero era casi imposible porque todos salen más temprano por la reducción de la movilidad, ante la pandemia del Covid-19.

Alerta en todo momento, apresuró el paso, pero el agresor hizo lo mismo. A unos pasos de su hogar, casi a tres casas, comenta que al pasar por unas casas abandonadas, la atacó por detrás y la sometió contra la pared. Le tocó sus partes íntimas, los glúteos y quería quitarle el pantalón. “Quedé en completo shock, no pude reaccionar en ese momento”.

La joven dice que cuando reaccionó, intentó defenderse y forcejeó con E.L.V., quien es originario de Escárcega, Campeche, pero vive hace más de 20 años en la colonia Cuauhtémoc en Kanasín. Cuenta que en ese momento, el tipo también trató de darle un puñetazo, pero lo esquivó. 

“Cuando logré reaccionar, grité. Mi pareja estaba saliendo de la casa y lo vio. El sujeto la percatarse, me tiró al piso y huyó. Se trató de alcanzarlo”.

Indica que por suerte, estaba pasando una patrulla, así que lo paró, le explicó lo que pasó y fueron detrás del agresor. Éste, al momento de la captura, presentó una credencial y ella se percató que él forma parte de Sedena, por lo que no podía creer cómo un militar haya hecho algo así. 

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El sábado 27 de febrero, la joven fue a la Fiscalía General del Estado (FGE) y logró poner la denuncia S1/007/2021. El lunes 1 de marzo, se realizó la primera audiencia y ahí el juez confirmó la detención de E.L.V. Su esposa fue su testigo y confirmó que él vive en Kanasín y tiene arraigo laboral, es decir, que sí está activo en el Batallón de Infantería de la Sedena. 

El viernes 5 de marzo, el juez dictaminó que el hombre pasaba a proceso por el delito de abuso sexual agravado, pues hubo violencia durante el acto, pero lo cambió a libertad condicionada y un brazalete electrónico durante tres meses, tiempo que la víctima tendrá para recabar pruebas de la agresión.

“Es bastante grave (esta decisión) por el tipo de delito”, así que ahora vive con el temor de que, por la noche, se vuelva a topar al militar, quien ya conoce la ruta hacia su casa, su complexión y hasta a su pareja. 

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“Si dejamos que esto pase, puede que haya una segunda, tercera, cuarta o hasta una décima (mujer agredida)”, dice la joven, quien recalcó que no es una situación que se invente, sino que está pasando en las calles de Yucatán y por eso alza la voz, para que se haga justicia. 

Esta nota fue pensada y elaborada por el equipo de Voces Libres. Se autoriza su reproducción siempre y cuando se cite claramente al autor.

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