Tumben K’aay tiene nueve años, surgió en el municipio de Kinchil y los 25 niños que lo conforman, se preparan para cantarle a los migrantes que están en los Estados Unidos.
Foto y texto: Kattia Castañeda
Mérida, Yucatán.- La pista del Himno Nacional comienza a sonar desde una pequeña bocina colocada en una silla de madera en el local del Comisariado Ejidal de Kinchil, un municipio que está a 45 minutos de Mérida. Cerca de 20 niños, enfilados y con el tapabocas, comienzan a entonarlo en maya.
El maestro, Idelfonso May Caballero, fundador del Coro Infantil Tumben K’aay, que significa en lengua maya Canto Nuevo, moviendo las manos, los guía porque lo interpretarán en la grabación del programa “Nuestras raíces jaraneras” que se retransmitirá para los migrantes en Estados Unidos y que por el momento está en pausa ante el cierre de los puertos por la pandemia del Coronavirus.
El Caminante del Mayab, una canción que surgió en 1931, y Koonex Koonex (Vamos, Vamos) que se cantaba en las fiestas, para bailar o pasar un buen rato, fueron los siguientes temas que practicaron los pequeños, acompañados de sonajas mayas, un caracol y el tunkul, un instrumento musical de origen prehispánico y que en la Guerra de Castas sirvió para el levantamiento de la guerra.
La agrupación conformada por 25 niños en proceso de aprender maya, a través de las canciones, dice que su tunkul es especial porque es un jaguar, en la lengua originaria, Balam. Además, Idelfonso cuenta que tiene muchos años acompañándolos; está hecha en una sola pieza y es hueco. Y es el que utilizarán para dicho evento.
“Para el canto, el tunkul los motiva a cantar mejor, tiene unas franjas sobre la madera que las divide en cuatro secciones y cada una tiene un sonido diferente al tocarlas”, dice.
Para completar lo instrumental, el maestro menciona que un palo de viento es lo que necesitan, pero mientras tanto, hacen música con lo que tienen en el patio de la casona, los martes y jueves, generalmente.
El repertorio de Tumben K’aay que también está integrado por canciones para la madre y villancicos navideños, aún está en construcción porque: “Hay que traducir las letras de las canciones”, pero por suerte, tienen apoyo de personas que saben maya completamente y la escriben. Así que no tienen problema para cantarle a quienes están lejos de sus hogares.
Niños de Kinchil, su amor por la música y la maya
Jorge López Chi, tiene 13 años, toca el tunkul y el caracol, y el primer instrumento, es su favorito. Él es el más antiguo del grupo cantor y aunque a simple vista parece tímido, le gusta interpretar personajes.
En Navidad es Santa Claus y ahora, que participará en el programa que se grabará para los migrantes, se convertirá en Puruxón Cauich.
Felipe de Jesús Xiu, es su amigo y cuenta que le gusta mucho la música y es por eso que decidió entrar al coro infantil cuando el maestro fue a promocionarlo en la primaria, donde estudia. Él lleva cinco años en el grupo y el tema que le gusta cantar es el Camino del Mayab.
Maya Valentina Pech Balam, es amiga de Jorge y Felipe y dice que le interesó ingresar al coro porque le gustan mucho los villancicos mayas, sobre todo el de Rodolfo el reno. Es de las integrantes más recientes. Tiene un año y medio y piensa que es importante que los niños y jóvenes se interesen en la lengua maya.
“Nosotros, gracias al maestro, hemos estado aprendiendo y nos ha apoyado, al igual como mi papá (el alcalde de Kinchil) para nuestros viajes o cosas que se requiera”, dice.
Dafne Sinaí Gómez Canul, es su compañera, tiene 12 años y narra cómo fue su ingreso al Coro Infantil Tumben K’aay: “Recuerdo que el maestro estaba buscando integrantes para el coro y yo estaba en cuarto año. Entonces entró a mi salón y escogió a un grupo de niños para que les haga prueba de voz. Yo no quedé en ese, sino en el siguiente. Ahora llevo tres años y mi canción favorita es el Tunkul”, que cantan en acapella.
María Rosalba Tun Ché, madre de un integrante del coro infantil, estaba presente en el ensayo de su hijo y piensa que la iniciativa del maestro Idelfonso es bonita, porque logra que los niños se interesen en su lengua natal y quieran aprenderla. Dice que ella, cuando era muy pequeña, su mamá y abuelita le hablaban en maya.
“Me gusta mucho y lo hablo, por eso me parece buena idea de que mi hijo lo aprenda, cantando”.
La mujer, quien está orgullosa de su hijo, señala que: “Ahora, muchas mamás del pueblo se avergüenzan del habla maya y debería ser al contrario, porque sus hijos están aprendiéndolo. Quién quita que cuando crezcan, lo incentiven a las nuevas generaciones”.
Idelfonso y su canto nuevo
Idelfonso May Caballero es originario de Kinchil, ama la cultura y sabe lo importante que es preservar la lengua maya o el maaya t’aan, no sólo en su comunidad, sino en Yucatán.
Cuenta que él tuvo la oportunidad de cantar en coros infantiles porque siempre le ha gustado estar en ese mundo, pero fue su hermana, María Teresita de Jesús May Dzul, que en paz descanse, quien lo motivó a crear el grupo de Coro Infantil Tumben K’aay que significa, Canto Nuevo hace aproximadamente nueve años.
Ella era técnica en literatura maya y cantaba en el coro académico de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
“Un día me dijo, tienes qué hacer algo diferente, tú está en el municipio, impulsa canciones en maya”, cuenta el maestro.
Así fue como, con ayuda del director de la primaria de Kinchil y maestros, convocaron a los niños para participar en esa iniciativa que busca crecer, porque el sueño de Idelfonso es que en el estado haya más coros infantiles cantando en nuestra lengua, maya.
Cuenta que a raíz de este emprendimiento, ha tenido muchas experiencias. Una de ellas con los integrantes del primer coro en 2012 que, por cierto, están entrando a la carrera universitaria. Tuvieron qué practicar fuertemente durante tres meses para poder cantar en la conmemoración del Día Internacional de las Lenguas Maternas en el teatro Peón Contreras, al ser invitados por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey).
“Esa vez no teníamos vestuarios o calzado, fuimos como pudimos. Es más, cantaron a acapella, no había ni música”, recuerda.
Idelfonso asegura que a partir de ahí, comenzaron a evolucionar, avanzar y mejorar. “Y aunque no nos podemos comparar con los niños cantores de Viena, porque no se puede ¿no? Es importante que canten, entonen, pronuncien bien las letras en maya y que le pongan alma, sentido y corazón a lo que hacen”, agrega.
Orgulloso, Idelfonso dice que los niños cantores en maya han tenido la oportunidad de interpretar parte de su repertorio en Mérida en Domingo, en un evento privado de Médicos Sin Frontera y eventos cívicos del municipio de Kinchil.
El año pasado fueron invitados a la CDMX para participar en un encuentro de coros infantiles en su lengua autóctona, pero se pospuso por la pandemia del Coronavirus, pero espera que, cuando todo “esté mejor”, se realice el evento y asistan.
El maestro, con entusiasmo, cuenta que en estos momentos se están preparando para la grabación del programa “Nuestras raíces jaraneras” que se realizará en el malecón de Progreso y que se retransmitirá a los mirantes en Estados Unidos. “Y no a los paisanos que están ahí, a todos”, recalca.
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Los niños, reunidos en el escenario del local del Comisariado Ejidal de Kinchil, esperan a su guía para practicar Puruxón Cauich, después de la entrevista. Jorge, el jovencito que toca el tunkul, se coloca para interpretar al personaje y casi enseguida comienzan a sonar las primeras estrofas:
Puruxón Cauich
Nacido en Tahmek
Un pobre huinic
Con cara de peek.
Desde muy dzirís
Su papá don Dzón
Lo dejó k’olis
De tanto wáas k’op.
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