Tres pueblos mayas: Kinchil, Celestún y San Fernando, organizan una autoconsulta para determinar si renuevan o revocan los permisos de las granjas de cerdos que hay en la zona poniente de Yucatán.
Fotos: Leandro Chacón/ Kattia Castañeda
Texto: Leandro Chacón / Kattia Castañeda
Mérida, Yucatán.- Los pueblos mayas de Kinchil, Celestún y San Fernando, comisaría de Maxcanú, han despertado. Ya no permitirán que otros decidan por ellos, en especial cuando está en riesgo su salud y el agua de sus comunidades por la presencia de megagranjas de cerdos. Y como no fueron consultados si querían o no estos criaderos de cochinos, han informado que realizarán una autoconsulta indígena en la que decidirán realmente si renuevan o revocan los permisos de estas granjas de cerdos.
El Consejo Maya del Poniente Chik’in Ja’ ha informado que estas consultas se han convocado debido a la omisión de las autoridades municipales, estatales y federales, para otorgar permisos a diversos proyectos extractivistas. El principal de estos en Yucatán es la industria porcícola y es en torno a la cual se realizará la autoconsulta: “debido al silencio del gobierno, las empresas que no hablan de las afectaciones, de los riesgos y consecuencias que traen consigo estos proyectos de desarrollo”.
Los comités mayas que han convocado, mencionaron que la omisión de parte de las autoridades yucatecas es una clara violación al derecho a la autonomía y a la libre autodeterminación que tienen como pueblo indígena. Será el 25 de julio cuando se lleve a cabo de manera simultánea la autoconsulta en Kinchil, Celestún y San Fernando, comisaría de Maxcanú. Mientras el día llega, este jueves 15 de julio se llevará a cabo la fase informativa en Celestún y el viernes 16 en los otros dos pueblos.
Kekén construyó dos granjas durante la pandemia del Covid-19
Carlos Yamá, integrante de Chik’in Ja’ en Kinchil, comenta a los medios de comunicación que en la zona poniente de Yucatán están instaladas seis granjas de cerdos. Dos de esos criaderos fueron construidos el año pasado, en plena pandemia del Covid-19. “Todos se detuvieron por la pandemia, pero misteriosamente Kekén no; ahora tiene seis granjas”. El activista menciona que Kekén construyó granjas de cerdos cuando todo mundo estaba oculto, resguardándose por la contingencia sanitaria del coronavirus.
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La contaminación de sus tierras y el acelerado avance de la industria porcícola en esa área, hizo que estos pueblos mayas decidieran acelerar la autoconsulta. Según nos comenta Alberto Rodríguez Pisté, también integrante de Chik’in Ja’, pero en Celestún, la población de este puerto pesquero está preocupada por las afectaciones que puede haber por la presencia de granjas de cerdos. “Ya hemos dado a conocer lo que realmente hace Kekén vertiendo aguas negras al suelo”, menciona.
El hombre nos señala que en esta temporada de lluvias, la zona donde están instaladas las granjas de cerdos de Kekén suelen inundarse. Pero las descargas de aguas negras sobre esa zona, sólo provocará que las excretas y orinas de los cochinos vayan a dar a la ría de Celestún, agua que llega también llega al cenote del cual el municipio se abastece de agua potable. “Poco a poco se va acercando esta contaminación al puerto, a la Reserva de la Biosfera, protegida por leyes internacionales”, sostiene.
Para Alberto Rodríguez, la contaminación que están provocando las megagranjas de cerdos hará que la industria turística de Celestún se detenga. Otra industria que se verá afectada será la pesquera, “porque el hielo que llevan los pescadores para conservar sus productos del mar, se hace de agua potable y si esa agua está contaminada, el hielo estará contaminado, lo que afectará la calidad de los pescados, lo detendrá la exportación de los productos de mar, lo que golpeará la economía de Yucatán”.
Y es que las afectaciones que tendría Celestún, en dado caso de no detener estos proyectos porcícolas, serían catastróficos, debido a que el puerto será inhabitable, según el activista. La caída de la industria pesquera y turística, que el sostén económico de las familias de Celestún, provocará que sus habitantes se vean en la necesidad de migrar a Kinchil, que está a 50 kilómetros de distancia, mientras que otros buscarán asentarse en el puerto de Sisal, que ha emprendido una lucha por no ser Pueblo Mágico.
La preocupación de Alberto no es vano. Según él, Kekén tiene proyectado la construcción de otras cuatro granjas de cerdos, que darían un total de 10 criaderos en la zona poniente de Yucatán. “Ahora son 60 mil cerdos, pero pudimos notar que devastaron grandes extensiones de tierra donde pretenden construir cuatro granjas más. Piensan redondear a 10, que finalmente serán 100 mil cerdos. Imaginen la cantidad de descarga de aguas residuales y la cantidad de agua que obtienen del subsuelo”.
San Fernando, chantajeado con Internet
El tercer pueblo maya que realizará la autoconsulta es San Fernando, comisaría del municipio de Maxcanú. En representación de esta comunidad, Cinthia Cocom Canul, integrante del Colectivo de Atención Comunitaria U Yutzil Kaj, menciona que Kekén nunca tocó las puertas de sus casas para preguntarles si podían construir una granja de cerdos, la cual está a ubicada a menos de cinco kilómetros de distancia. La promesa de la empresa fue empleos para el poblado, algo que no se ha cumplido.
Con la llegada de la pandemia del Covid-19, los niños de San Fernando han tenido que continuar sus estudios a distancia y de forma virtual, algo que muchos no han podido por no contar con Internet. Ante esta necesidad, la activista dijo que Kekén les prometió el servicio. “Con el Internet nos están chantajeando ahorita, ya que sino los apoyamos para que siga la granja, no nos van a poner Internet”, puntualiza la mujer. El condicionamiento ha resultado humillante para esta comunidad.
Cocom Canul considera que también fue humillante que no se les haya pedido permiso para construir una granja de cerdos. “Como pueblo, tenemos derecho a decidir, pero Kekén vino y nos puso una megagranja sin consultarnos porque iba a beneficiar con más empleo”. Para la activista tampoco es justo que la empresa juegue con los sentimientos de las personas: “No es justo que nos están echando de menos porque somos mayahablantes, también tenemos derecho a decidir y a decir que no”.
Lejos de generar empleos como se prometió en un principio, la megagranja de cerdos ha provocado mal olor y moscas, además de afectaciones en montes cercanos. “Ahorita vas al monte, donde están saliendo las aguas de la defecación de los cerdos y apesta”. La mujer dice que para esta temporada de lluvias las fosas que no están tapadas rebosan lo que crea una laguna de las excretas de los animales que crían. El apeste es peor porque el criadero está a menos de cinco kilómetros de distancia del pueblo.
Los tres activistas comentaron que invitaron a los representantes de dependencias como la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), entre otras más, así como representantes de los tres Ayuntamientos. La invitación se les envió y algunas dependencias la recibieron, incluso, Kekén. Antes de la autoconsulta, entre el 15 y 16 de julio, se brindará información al pueblo de las afectaciones.
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Una vez concluida la fase consultiva, que se realizará el 25 de julio, Kinchil, Celestún y San Fernando, tendrán un periodo de reflexión. “Cuando tengamos los resultados, el Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik’in Ja’, tendremos una reunión y vamos a observar y analizar lo que el pueblo decidió”, comentaron. Toda la autoconsulta será documentada por el equipo del Colectivo Indignación A.C., organización que ha dado acompañamiento a luchas similares, como el caso de Homún.
Esta nota fue pensada y elaborada por el equipo de Voces Libres. Se autoriza su reproducción siempre y cuando se cite claramente al autor.