Fotos: Leandro Chacón
Mérida, Yucatán.- El pasado 13 de enero, Yucatán se enteró que una niña de 12 años fue violada. El agresor, un hombre de 67 años fue detenido e imputado por el delito de violación equiparada agravada. Lo grave del caso, fue que la adolescente resultó embarazada y hasta la fecha se desconoce si abortó o se convirtió en madre.
Aunque el delito se dio a conocer a principios de año, los hechos ocurrieron en marzo de 2017, cuando la víctima tenía 12 años. La noticia de la detención desnudó la lentitud de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán sobre el caso. Pasaron casi cuatro años para que se libere una orden de aprehensión y el sujeto pueda ser detenido.
El caso no sólo desnudó el lento sistema de justicia que hay en Yucatán. La violación de esta niña en Kaxatah, comisaría de Motul, es un claro ejemplo de que un alto porcentaje de los embarazos adolescentes son resultados de ataques sexuales. Lo grave de esta problemática es que no se visualiza como lo que es: una violación.
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Teresa Campos Ancona, presidenta del Observatorio Ciudadano Nacional de Violencia, me comenta un dato perturbador: al mes un promedio de 31 niñas se vuelven madres en Yucatán. “Es importante señalar que esto es un delito y no es un embarazo infantil como lo suelen llamar”. Pese a su gravedad, no se hace nada al respecto.
Mi entrevistada comenta que el Observatorio que preside, tiene datos que revelan que cinco de cada 10 adolescentes embarazadas manifestaron que no deseaban convertirse en madres porque no contaron con información sobre anticonceptivos y porque sus parejas mayores de edad las engañaron a ejercer su maternidad.
“Ninguna de ellas sabe la responsabilidad que es ser madre. Son niñas abusadas que no tienen consciencia de su sexualidad”, comenta con enojo detrás de la bocina. La activista menciona que esas 31 niñas que se convierten en madres al mes, son el producto de una violación. “Llamamos embarazo infantil a lo que es abuso sexual”, dice.
La otra cara de la moneda, de la cual tampoco se habla, es que estas niñas abusadas tampoco saben de los riesgos que corren al estar embarazadas y tampoco saben que tienen derecho de abortar. “La norma 046 en Yucatán no se aplica”, dice en referencia a ese derecho que tiene una mujer que se embarazó producto de una violación.
Aunque hay muchos médicos obstetras, Campos Ancona dice que el Observatorio Ciudadano Nacional de Violencia tiene el registro de que en Yucatán en sólo 15 casos se solicitó el aborto. “Antes de los 16 años esto se tiene que evitar, no porque seamos aborteras y no queramos a los niños”, explica la entrevistada en una llamada.
Mi entrevistada explica que la maternidad debe ser deseada, que las crianzas deben ser felices y los niños tienen derecho a crecer en ambientes deseados. Pero para que las mujeres yucatecas ejerzan ese derecho, se debe brindar educación sexual integral en primarias y secundarias, pero es algo que no se lleva a cabo en Yucatán.
“Se piensa que se les va a enseñar el kamasutra, cuando en realidad se les quiere enseñar a identificar el abuso sexual tanto a niñas como a niños”. Adriana Bautista, de la Red de Feministas Peninsulares, coincide con Teresa Campos sobre el tema: “Se requieren campañas que informen que la violencia sexual es un delito”.
Y es que una niña o una adolescente no puede tener como novio a un mayor de edad, ya que eso representa un peligro para ellas. “No podemos comparar el desarrollo psicoemocional de una niña de 12 o 13 años, con una persona de 25 años. Como sociedad, debemos informarnos para que los niños puedan tener una infancia segura”.
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Respecto a la niña de Kaxatah, no se sabe nada. La Fiscalía no se volvió a pronunciar sobre el tema y no se sabe si la menor abortó o fue madre, lo que genera esa sensación de escalofríos, lo mismo que siente Teresa Campos al saber en este momento hay 31 niñas que están en estado de preñez y que darán a luz antes de que concluya el mes.
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