Jovita Ramón Gómez es la cabecilla de un grupo de jóvenes que conforman el primer mariachi femenil en Yucatán, incursionando así en un género dominado por hombres.
Texto y fotos: Kattia Castañeda
Mérida, Yucatán.- Jovita Ramón Gómez, quien con su enérgica y ronca voz puede enamorar a todo un auditorio, ha sentado con el grupo Mariachi 2000 todas las bases para irrumpir la dominación masculina dentro de este género musical mexicano, al crear el primer grupo de mariachi conformado exclusivamente por mujeres en Yucatán.
Con su violín en la mano y preparada para interpretar alguna melodía que le pidan, esta veracruzana de 34 años comenta que la agrupación nació en Mérida, y que antes de la pandemia del Covid-19 no contaba con pocas mujeres en esta profesión, nombrada patrimonio cultural de la humanidad en 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Jovita cuenta que el nacimiento de Mariachi 2000 se dio de forma natural, cuando sus dos hijas decidieron seguir sus pasos dentro de la música, mientras que a principios de 2020 se unió una sobrina, además de dos jóvenes, quienes mostraron interés en aprender de la música y tener una experiencia profesional como mariachis.
Y aunque su entrenamiento ha sido corto, debido a la situación que atraviesa el mundo con la pandemia del Covid-19, aprovechan el momento para estudiar, practicar o reinventar canciones de artistas como Juan Gabriel o Amanda Miguel, así como otras piezas que usualmente terminan entreteniendo o enamorando a los escuchantes.
Aunque son una agrupación y se presentan en eventos, Jovita Gómez menciona para Voces Libres que uno de sus objetivos a mediano plazo es que sus aprendices, quienes no superan los 30 años, continúen estudiando música, ya que para ella, aún les “falta mucho camino qué recorrer”. Y como propósito, desean que más mujeres en Yucatán incursionen en el marichi.
Presión extra para las mariachis
Jovita inició su carrera a los 14 años en Veracruz, su tierra natal, y aunque se “topó con hombres cerrados” en Yucatán, comenta que contó con el apoyo de otros compañeros que, hasta la fecha, continúan dándole ideas, consejos o “tips”, siendo ella la que toma las decisiones para mejorar esta joven agrupación de mariachis.
Menciona que el reto de una mujer en la música es: “cualquiera que un hombre pueda tener”. Sin embargo, en un género donde ellos predominan, hay que esforzarse un poco más: “Si se paran 10 hombres y una mujer, la gente no verá a esos 10, observará cómo lo hace ella, ya que es la ‘novedad’. Entonces, a veces el peso y la presión es más grande”.
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Fallar en alguna presentación o no estudiar podría ser grave, es por ello que a sus aprendices las motiva. “Yo siempre he pensado, y se lo digo a mis hijas, sobrina y compañeras: ‘lo que vayas a hacer, así sea lavar platos, haz lo mejor’. En nuestro caso, nos tocó hacer música, entonces vamos a intentar hacer lo mejor posible; sabemos que no es perfecto, nos falta mucho, pero estamos estudiando y esperemos que de aquí a un año, nos volteemos a ver y sepamos que el esfuerzo ha valido la pena”.
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